Gulf Pine Catholic

12 Gulf Pine Catholic • August 4, 2023 St. Alphonsus Knights of Columbus installed offices recently, Pictured are: front row (l-r): District Deputy Bill Clark, David Paquini, Dennis VanAcker, David Rodrigues, and Father Michael Snyder; second row: Robert Sema, Steven Futch, Grand Knight Scott Weatherford, and Greg Ayme’; and back row: Chuck Nannery, Neil Andrew, and Joe Sasser. Officers not pictured were not present, but were still installed. St. Alphonsus Knights of Columbus officers and their wives are: floor l-r: Cindy Andrew, Rosemary Van Acker, and Barbara Nannery; next row: Neil Andrew, Linda Clark, Bill Clark, David Pasquini, Dennis VanAcker, David Rodriguez, Rose Marie(Pinky) Rodriguez, and Maria Ayme’; next row: Jane Sema, Robert Sema, Steven Futch, Karen Futch, Scott Weatherford, Deborah Weatherford, Trudy Sasser, Joe Sasser, and Greg Ayme’; top row: Chuck Nannery Council 5654 officers Council 5654 officers and wives K nights of C olumbus • Albergue a las personas sin hogar. • Visitar a los enfermos. • Enterrar a los muertos. Todas estas acciones están enraizadas en el amor eucarístico y la gratitud. Es ese mismo amor y gratitud que ha inspirado a innumerables hombres y mujeres santos en acción por su amor y devoción a la Eucaristía. Uno de los mejores ejemplos es Santa Teresa de Calcuta, quien ministró a los más pobres de los pobres. Ella dijo: “La Eucaristía y los pobres son inseparables. Esto no es nada nuevo para la Iglesia, pues lo podemos ver claramente en los Evangelios. El que dijo: “Esto es mi cuerpo”, es el mismo que dijo: “Tuve hambre y me disteis de comer”» (cf. Mateo 26,26; 25,35). San Damián de Veuster, SS.CC. , que atendió a los leprosos en el Hawaiian de Molokai, sacó su fuerza de la Eucaristía. En una carta a su hermano, Damián, escribió: “Sin la presencia constante de nuestro Divino Maestro, nunca podría unir mi suerte a la de los lepro- sos”. Vemos ese mismo tipo de amor llevado a cabo aquí a nivel local a través del trabajo de la Sociedad de San Vicente de Paúl y por aquellos que se ofrecen como voluntarios en sus iglesias o comedores comunitarios para alimentar a los hambrientos y proporcionarles ropa y otros recursos vitales. Somos las manos y los pies de nuestro Señor, y en estos días nuestro testimonio puede ser la única oportunidad que muchos tienen de experi- mentar a Jesús vivo en otra persona. Conozco a una persona que solía comer tres comi- das al día. Sin embargo, después de escuchar a su pár- roco predicar el relato evangélico sobre la multipli- cación de los panes y los peces, se quedó con un sen- timiento de vacío y con ganas de hacer algo para ayudar a los menos afortunados. Como resultado, decidió saltarse el almuerzo una vez a la semana y pasar la hora del almuerzo como voluntario en un comedor de benef- icencia local que atendía principalmente a personas sin hogar. Luego, decidió que podía hacer más y comenzó a buscar a algunas de esas mismas personas del come- dor de beneficencia en los lugares donde pasaban el rato en la comunidad. Les llevaría comida y bebida, ropa, artículos de tocador. También llevaría a estas per- sonas a lugares donde pudieran ducharse y los ayudaría si necesitaban atención médica. Lo hizo porque estaba agradecido por lo que Jesús hizo por Él y por nosotros con Su sufrimiento, muerte, Resurrección y Ascensión al cielo y por el gran don que Él ha hecho a cada uno, Su Cuerpo y Sangre, alma y divinidad en la Sagrada Eucaristía. Hizo visible su fe en su ministerio a otros en su necesidad. Hay muchas oportunidades maravillosas en nuestras parroquias y comunidades para revelar al mundo nues- tra fe y amor en Jesucristo y Su presencia con nosotros. Cuando estamos sirviendo a los demás y reflejando la misericordia de Dios, tenemos una maravillosa opor- tunidad de preguntar: “¿Puedo orar por ti?” y si la respuesta es “Sí”. Luego, con alegría y confianza en la misericordia y el amor de Jesús por cada uno de nosotros, ofrece una oración sencilla de agradecimiento por la persona que Dios ha puesto en tu camino y pide la bendición de Dios para ellos y sus seres queridos. También puede preguntarles si hay algo o alguien por quien les gustaría que oren. Y si alguien te pregunta “una razón para tu esperanza”, estarás listo para com- partir tu historia de fe que puede ser la chispa que los encienda en su camino hacia la fe en Cristo. Mientras continuamos el Año de la Eucaristía en la Parroquia, me hago eco de esta oración del Papa Francisco: “Invoquemos, pues, al Señor, para que haga siempre a su Iglesia capaz de este santo servicio, y que cada uno de nosotros sea instrumento de comunión en la familia, en el trabajo, en la parroquia y en los grupos a los que pertenece, como signo visible de la misericordia de Dios que no quiere dejar a nadie solo y en necesidad, para que descienda entre los hombres la comunión y la paz, y la comunión de los hombres con Dios, porque esta comunión es vida para todos”. (Audiencia general - 17 de agosto de 2016) Columna en EspaÑol del Obispo From page 4

RkJQdWJsaXNoZXIy MzEwNTM=