Gulf Pine Catholic

4 Gulf Pine Catholic • April 26, 2024 POR EL OBISPO LOUIS F. KIHNEMAN III Obispo de Biloxi “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es una participación de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es participación en el cuerpo de Cristo? Como el pan es uno, nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque todos participamos de un solo pan.” (1 Corintios 10:16- 17) San Pablo nos dice en su primera carta a los Corintios que desde el principio la Iglesia primitiva celebró la Eucaristía, y nos dice cuán importante era la celebración de la Misa para la Iglesia primitiva. “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es una participación de la sangre de Cristo?” Relaciona la Eucaristía con lo ocurrido en Egipto con la Pascua. La tercera copa de vino de la cena de Pascua es la Copa de la Bendición. A través de la Última Cena, nuestra copa de bendición es la sangre de Cristo, y a través de nuestra participación en la san- gre de Cristo, el ángel de la muerte pasa de largo. La iglesia primitiva, recordando el cordero pas- cual -- el sacrificio pascual, celebró la fracción del pan, tal como lo hacemos nosotros, con la plenitud de comprensión de que este no es sólo pan sin levadura, sino que el pan sin levadura, bendito y partido, se convierte en nuestro participación en el cuerpo de Cristo. Y la sangre del cordero pascual, Jesús, se convierte en nuestra participación en la sangre de Cristo. La Primera Carta a los Corintios fue escrita por Pablo apenas 20 años después de que Jesús resucitó de entre losmuertos y ascendió al Padre. Continuamos la tradición cada vez que nos reunimos alrededor del Altar para celebrar la Santísima Eucaristía. Ambién en su carta a los Corintios, San Pablo -- en extremo contraste con nuestra participación en la Eucaristía -- compara la Eucaristía con los sacrifi- cios del Templo e incluso con los sacrificios paga- nos: “Por tanto, amados míos, evitad la idolatría. Hablo como a gente sensata; juzgad vosotros mis- mos lo que digo” (10:14-15). “Mirad a Israel según la carne; ¿No son partíci- pes del altar los que comen los sacrificios? Entonces ¿qué estoy diciendo? ¿Esa carne sacrificada a los ídolos es algo? ¿O que un ídolo es algo? No, quiero decir que lo que sacrifican, [lo sacrifican] a los demonios, no a Dios, y no quiero que ustedes se hagan partícipes de los demonios. No se puede beber la copa del Señor y también la copa de los Obispo Kihne man demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios (1 Co 10:18-21). Todos los sacrificios, dice, generan comunión o compañerismo. ¡Las ofrendas de idolatría producen comunión con los demonios, pero el sacrificio cris- tiano produce comunión con el Cuerpo y la Sangre de Jesús! Tenemos la bendición de tener el don del Sacramento de la Reconciliación para que cuando pequemos, podamos volver atrás, acercarnos a Jesús en la Santa Cena, pedir y recibir perdón para poder acercarnos a Su altar en santidad y en amor. Juntos, nos convertimos en un solo cuerpo como comunidad al participar en la Eucaristía, y nos volvemos uno con Jesús al recibir Su cuerpo y Su sangre en la Sagrada Comunión. “Porque el pan es uno, nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque todos participamos de un solo pan.” Jesús nos da Su cuerpo para comer y Su sangre para beber, ¡y saboreamos el cielo! Probamos la sal- vación de Jesucristo, saboreamos el amor de Jesús cuando se vuelve uno con nuestro cuerpo y nuestra sangre. ¡Recibimos el cuerpo del Hijo de Dios! Recibimos la vida eterna cada vez que nos reunimos para la Eucaristía y recibimos Su cuerpo y Su san- gre. San Ignacio de Antioquía, discípulo del apóstol Juan y líder de la Iglesia primitiva, escribe a los fieles de Roma antes de su martirio: “Deseo el pan de Dios, el pan celestial, el pan de vida, que es el carne de Jesucristo, el Hijo de Dios, que vino después de la simiente de David y Abraham; y deseo la bebida de Dios, es decir, su sangre, que es amor incorruptible y vida eterna”. ¡Wow solo wow! A nivel local, estamos participando en el Avivamiento Eucarístico Nacional que comenzó como un esfuerzo de los obispos de los Estados Unidos para aumentar la comprensión en nuestro país de la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía. Cada uno de nosotros estamos llamados a crecer en nuestra comprensión, amor y deseo por Jesús en la Santísima Eucaristía, y actualmente muchas parroquias están celebrando y participando en eventos y devocionales enfocados en brindar una mayor conciencia y apreciación de la Eucaristía como parte de la Año de Renacimiento Parroquial. El próximo mes comenzará la Peregrinación Eucarística Nacional. Los peregrinos recorrerán más de 6,500 millas a lo largo de nuestra nación con nuestro Señor Eucarístico, a través de ciudades, car- reteras y pueblos rurales, en Su camino hacia el Décimo Congreso Eucarístico Nacional que se cele- brará en Indianápolis del 17 al 21 de julio. El brazo sur de la Peregrinación pasará por la Diócesis de Biloxi del 10 al 13 de junio. Los peregri- nos partirán desde la punta de Texas en Brownsville, recorrerán el Golfo de México, un área elegida por sus profundas raíces católicas, y viajarán a través de la región sureste de los Estados Unidos. Tenemos toda una serie de eventos programados para los días que sea la Peregrinación en nuestra Diócesis. “Nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo,” y juntos participaremos en “La copa de bendición que bendecimos” y “El pan que partimos” a través de la celebración de la Misa, la adoración y la peregrinación con nuestro Señor. Puede ver una lista completa de eventos en esta edición de Gulf Pine Catholic, así como en nuestro sitio web diocesano y en las redes sociales. Os animo a participar en tantos eventos de esta Peregrinación Eucarística como podáis. Si desea asistir al Congreso Eucarístico Nacional, aún quedan entradas y alojamiento disponibles. Esa información también se encuentra en este documen- to, así como en nuestro sitio web diocesano y en las redes sociales. Nuestra copa de bendición es la sangre de Cristo Pray for vocations to the priesthood and religious life in the Diocese of Biloxi by visiting www.invisiblemonastery.com

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