Gulf Pine Catholic
6 Gulf Pine Catholic • September 27, 2024 POR EL OBISPO LOUIS F. KIHNEMAN III Obispo de Biloxi “Sin silencio, Dios desaparece en el ruido. Y este ruido se vuelve tanto más obse- sivo porque Dios está ausente”. – Cardenal Robert Sarah, “El poder del silencio: contra la dictadura del ruido” En un retiro reciente con hermanos obis- pos, me recordaron que a menudo dejamos que las distracciones y el ruido del mundo interfieran tanto en nuestra misión que podemos desviarnos de nuestras metas. Estas distracciones suelen ser cuestiones impor- tantes, pero pueden llevarnos a perder el foco de lo verdaderamente importante. En nuestra vida diaria, puede ser fácil para cualquiera de nosotros sentirnos abrumados por el ruido que nos rodea del mundo secular, incluido lo que escuchamos en nuestros automóviles, lo que vemos en la televisión y toda la infor- mación y desinformación que tenemos. a nuestro alcance a través de nuestros celulares, tablets y computadoras. ¿Cómo nosotros, como seguidores de Cristo, navegamos por estas distracciones y reenfocamos nuestros corazones y mentes en Dios? Para mantener mi corazón y mi mente enfocados en Dios, soy fiel a mi compromiso de oración diaria y te recomiendo comenzar por ahí. San Lucas nos dice que Jesús “se reti- raba a lugares desiertos para orar” (5,16). Si Jesús, que es plenamente Dios y plenamente hom- bre, necesitaba tiempo para la soledad y la oración, ¿cuánto más necesitamos nosotros dedicar tiempo a la oración? Todos necesitamos tomarnos el tiempo diario para desconectar todas las distracciones y concen- trarnos en la oración. En su libro, el cardenal Sarah sugiere buscar la soledad, tal como lo hizo Jesús cuando se retiraba de la multitud para pasar un tiem- po íntimo en conversación con Dios. ¿Dónde podem- os encontrar lugares de soledad? Podría ser un espa- cio tranquilo en nuestro hogar, un lugar favorito en la playa o en el bosque, o qué mejor lugar que en la iglesia ante el sagrario o en una capilla de adoración. Si dice que no tiene tiempo, comience compro- metiéndose a 5 minutos diarios y aumente el tiempo, minuto a minuto si es necesario, a medida que crezca en su relación con nuestro Señor. Puedes comenzar discerniendo en oración cuál sería tu tiempo ideal de oración (tal vez una hora santa o media hora santa) y también discernir cuál es tu compromiso mínimo (como 5, 10 o 15 minutos). Esfuércese por alcanzar el ideal diariamente, pero no olvide mantener su mínimo; esto puede mantenerlo encaminado y com- prometido cuando las cosas estén agitadas. San Francisco de Sales dijo una vez: “Cada uno de nosotros necesita media hora de oración cada día, excepto cuando estamos ocupados, entonces Obispo Kihne man necesitamos una hora”. Si podemos ser tan inten- cionales en nuestra vida de oración diaria como lo somos con nuestro tiempo frente a la televisión o navegando por nuestros teléfonos y tabletas, estare- mos en excelente forma. Personalmente, me gusta empezar y terminar cada día en oración. Como dijo el arzobispo Fulton Sheen: “Hay dos maneras de despertarse por la mañana. Una es decir: ‘Buenos días, Dios’, y la otra es decir: ‘¡Buenos días, buenos días!”. Qué mejor manera de empezar el día que con Dios en oración. Algunas de mis formas favoritas de orar son la Oración Intercesora, la Lectio Divina , la Oración Imaginativa y la Visio Divina . He descubierto que las personas que oran por mí en oración intercesora y cuando rezo por los demás y sobre los demás, es una fuente de consuelo, una fuente de gracia y una expresión de nuestra relación de amor junto con Jesucristo. Los siguientes tres métodos de oración se rezan con las Escrituras. Dios nos habla a través de su Palabra y la oración con las Escrituras es una hermo- sa manera de conocer la voz de Dios. Cuando leo y rezo con las Escrituras, a menudo utilizo la técnica llamada Lectio Divina, especial- mente con las lecturas diarias. Rara vez tengo un día en que la Palabra de Dios no estalle para mí en la Lectio Divina. Me ayuda con mi predicación diaria, me ayuda en el desarrollo de mi fe personal y me da la gracia a través de la Palabra que necesito para poder compartir el amor de Jesucristo con los demás, ser su ministro, ser su discípulo, ser su sacerdote y ser su obispo. Los jesuitas me enseñaron la Oración Imaginativa cuando estaba en el seminario. Aprendí a practicar la oración ignaciana de la imaginación usando los sentidos con la escri- tura. A lo largo de mis años en el seminario y como sacerdote, esta forma de oración me ha ayudado a experimentar e imaginar la palabra de Dios de una manera que la hace muy per- sonal y muy real. Me ha permitido escuchar la palabra de Dios y ser tocado y atraído al corazón de Jesús. Muchas veces su amor es palpable. Me permite escuchar la palabra de Dios como una verdadera carta de amor hacia mí y enamorarme de un Dios que me ama, nos ama a todos. Orar con imágenes, Visio Divina, es tam- bién un poderoso medio de oración. Ha habi- do momentos de meditación de la cruz de Cristo, un ícono o una pintura que me llevan a una relación más profunda con Dios. Rezar el Rosario mientras se contempla una imagen de Nuestra Santa Madre es profundo. Rezar el Vía Crucis mientras centro la atención en las estaciones me lleva profundamente al sufrimiento y la muerte de Jesús, y a su don de sí mismo por cada uno de nosotros. Rezar la Coronilla de la Divina Misericordia mien- tras se contempla un crucifijo es una experi- encia asombrosa de cómo Dios nos ama. Estas son solo algunas cosas que me ayudan a fortalecer mi relación de amor con Dios a través de la oración. Si aún no tienes un tiempo dedicado a la oración, comienza hoy. Hay muchas maneras de hacer que la oración sea parte de tu día. Si está enganchado a su teléfono inteligente, use una o más de la multitud de aplicaciones de oración y escrituras disponibles. ¿Te resulta difícil sentarte y leer las Escrituras y luego escucharlas? El mes de octubre está dedicado al Santo Rosario, y es un momento maravilloso para rezar el Rosario todos los días. San Agustín de Hipona dijo: “Dios siempre está tratando de darnos cosas buenas, pero nuestras manos están demasiado ocupadas para recibirlas”. En otras palabras, necesitamos dejar ir las cosas que nos distraen y se interponen en el camino de nuestra relación personal con el Señor. Él se está acercando a nosotros. Comience orando para que el Señor le muestre lo que se interpone en el camino de su rel- ación y ore por la fuerza y la gracia para reconocer y dejar ir estas distracciones y entrar en Su abrazo amoroso. ¡Comprométete a la oración diaria! Para obtener más información sobre “cómo hacerlo” sobre estas cuatro formas de oración, visite: www.biloxidiocese.org/prayer-forms. La importancia de la oración diaria
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