Gulf Pine Catholic

4 Gulf Pine Catholic • October 25, 2024 POR EL OBISPO LOUIS F. KIHNEMAN III Obispo de Biloxi ”No basta con experimentar la misericordia de Dios en nuestra vida. Es necesario que quien la recibe sea también signo e instrumento para los demás... No se trata de hacer grandes esfuerzos ni gestos sobrehumanos. El Señor nos muestra una camino mucho más fácil, compuesto de pequeños gestos pero que, a sus ojos, tienen un gran valor, hasta el punto de decir que por ellos seremos juzga- dos… Jesús dice que cada vez que damos de comer a un hambriento. persona y damos de beber al que tiene sed, vestimos al desnudo y damos la bienveni- da al forastero, o visitamos al enfermo o al encarce- lado, esto también lo hacemos con Él. La Iglesia llama a estos gestos “obras de misericordia corpo- rales”, ya que ayudan. personas en sus necesidades materiales.” -- Papa Francisco, Audiencia general, 12 de octubre de 2016 Un hombre de unos sesenta años ha vivido en las calles desde que el huracán Katrina destruyó su casa y el negocio para el que trabajaba en 2005. Es un mecánico calificado, pero no pudo encontrar un tra- bajo constante donde ganara lo suficiente para man- tener su vivienda. La vida se apoderó de él y final- mente encontró la manera de vivir en una tienda de campaña en la propiedad del Mercy Cross Center. Era un hombre tranquilo con ojos conocedores y una sonrisa no tan rápida. Se quedó principalmente solo cuando abrió Mercy Cross Center. Cuidó de los que estaban luchando y nadie dijo una mala palabra sobre él. Cuando comenzó a participar en la gestión de casos, el administrador de casos de MCC le sugi- rió que solicitara beneficios del Seguro Social ya que tenía edad para solicitarlos. Había trabajado y pagado al Seguro Social, pero no tenía idea de cómo solicitar los beneficios. El administrador del caso le mostró cómo presentar la solicitud. Poco tiempo después, se enteró de que había sido aprobado para su Seguro Social y comenzó a recibir sus beneficios. Si bien es posible que muchos en su situación hayan comenzado a gastar de inmediato, él está ahorrando y participando en la educación presupuestaria para asegurarse de gastar sabiamente y no terminar nuevamente en las calles. Se está tomando su tiempo para encontrar un lugar asequible para vivir que esté a poca distancia de las cosas que necesita, ya que no tiene automóvil. Nuestros trabajadores sociales observaron que toda su conducta cambió cuando aceptó ayuda para solicitar sus beneficios del Seguro Social. Su sonri- sa es un poco más rápida y se nota más su humor y personalidad. Compartió que sin la gente del Mercy Cross Center, no habría sabido cómo navegar por el sistema de Seguro Social y habría vivido en la calle por el resto de su vida. Desde su apertura a finales de mayo de este año, Obispo Kihneman Mercy Cross Center ha visto a 68 personas aban- donar las calles en busca de una mejor situación de vivienda. Algunos se han mudado a viviendas que pueden pagar, mientras que otros se han vuelto a conectar con sus familias, han ingresado a rehabil- itación por una adicción o se han mudado a un centro de atención. La mayoría de estas transiciones ocur- rieron porque nos sentamos y hablamos con los invitados sobre cómo se quedaron sin hogar y cómo quieren que sea su vida. Gracias a sus fieles voluntarios y socios, Mercy Cross Center organiza estudios bíblicos sema- nales, grupos de recu- peración de adicciones, servicios de asesora- miento, atención médi- ca brindada por médi- cos del Memorial Hospital y cortes de pelo y atención veteri- naria mensuales para sus mascotas. Un invitado resumió recientemente Mercy Cross Center. Es posible que haya oído hablar de nuestro huésped que estaba esperando tarjetas de identificación de reemplazo para poder ingresar a cuidados pal- iativos debido a un cáncer terminal. Las instalaciones estaban listas para recibirlo, pero primero debían reempla- zarle su tarjeta de identificación. Después de cuatro meses de esfuerzo por parte de nuestros administra- dores de casos, recibió su identificación. Nos com- partió que ha estado sin hogar durante bastante tiempo y que nadie lo ayudó. Se mudó a la propie- dad de Mercy Cross antes de que abriera el centro. Dijo que no podía entender por qué el personal siempre estaba vigilándolo y haciéndole preguntas cuando el centro abrió por primera vez. Le tomó un tiempo darse cuenta de que el personal realmente quería ayudarlo. Cuando el personal le dijo que Dios les ayudó a ayudarlo, él sonrió ampliamente y dijo que ahora sabe que Dios también lo ama. De hecho, el amor de Dios está presente en el Mercy Cross Center de una manera muy grande y muy real. Todos vosotros habéis sido instrumentos de ese amor. En tan solo unas semanas celebraremos el Día de Acción de Gracias y hay mucho que agra- decer en la Diócesis de Biloxi. Estoy especialmente agradecido por el éxito del Mercy Cross Center, que no hubiera sido posible sin sus oraciones y generos- idad. Su apoyo realmente marca la diferencia en las vidas de aquellos a quienes servimos. Los milagros ocurren todos los días en el centro y son el resultado de corazones piadosos, compasivos y generosos. Con su ayuda, podemos brindarle un respiro de los elementos, duchas, lavandería, comidas, acceso a búsquedas de empleo en línea y el descanso que tanto necesita. VÉASE LA COLUMNA DEL OBISPO, PÁGINA 17 Mercy Cross Center continúa prosperando

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